La cepa británica ya supone el 90% de los casos en Asturias y eleva la presión sanitaria
Semanas después de que se llegase al pico de la tercera ola, Asturias se mantiene en el nivel de alerta 4 según el mapa semafórico del Ministerio. No es el más extremo, donde llegó a estar tras superar la incidencia acumulada a 14 días (IA 14) de 250 casos, pero sí sigue en un nivel alto. A día de hoy, pocos territorios continúan ahí. Junto a Asturias, País Vasco, Madrid y Ceuta. Del lado contrario, Extremadura ha conseguido bajar hasta el nivel 1. Pero ni con sus datos llega a lo que establece Sanidad para hablar de cierta normalidad: una IA14 de 50 casos por cada cien mil habitantes. No obstante, no se está fuera de peligro hasta caer por debajo de los 25.
En Asturias, la curva de nuevos casos diarios refleja un descenso lento sin que se termine de consolidar la entrada en una zona mesetaria. Cuando ya parecía, hace una semana, que la situación se estabilizaría por debajo del centenar de positivos, se produjo un nuevo repunte. En cualquier caso muy lejos del pico que se alcanzó el 28 de enero, 579 casos. Lo mismo sucede con la incidencia acumulada. Tras descender de pico 656 casos el 2 de febrero, los últimos días ha rondado los 200, unas jornadas por encima y otras ligeramente por debajo.
Lo que sucede en la región en esta tercera ola contrasta con la evolución en otros territorios. Llegaron a estar mucho peor pero han conseguido ir descender más rápido. Asturias a pesar de experimentar una notable reducción en los indicadores siguen sin terminar de controlar los contagios. Entra dentro de cierta lógica, según apunta el epidemiólogo y director de la Unidad de Investigación en Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo, Pedro Arcos: «Cuando un pico epidémico está bajando, los descensos finales son más lentos, ya que controlar los últimos casos es más complicado que controlar multitud de ellos». Al hilo de esto, y teniendo en cuenta las medidas restrictivas aplicadas en Asturias, Arcos añade que «siempre se obtienen beneficios inmediatos rápidos, pero cuando ya tienes pocos es más difícil que sigan surtiendo el mismo efecto».
Y aquí es donde entra la principal variable que está lastrando esta situación: la cepa británica. El consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz, facilitó una última actualización del porcentaje de la presencia de esta variante en la región el pasado miércoles. La cifró entre el 80 y 90% de los casos que se notifican, muy por encima de otras autonomías que se mueven en torno al 10%. El exdirectivo de la OMS, Daniel López Acuña subraya que «el factor de las variantes del virus complica que se disminuya la incidencia en picado; es un nuevo factor a tener en cuenta que rompe el equilibrio». En este caso, como señala López Acuña, «el problema está en la capacidad de transmisión de la cepa británica». Conviene recordar que en RO -número de reproducción básico- de la cepa original china no llega al 2 mientras que la variante británica se mueve en el 3,8. Es decir, de cada caso, la potencialidad de contagio es el doble. De hecho, Pedro Arcos cree que «la reducción de la velocidad en el descenso de casos está más relacionado con el tipo de variante y no tanto con que se haya abierto un concejo u otro o se hayan modificado las medidas de control». De hecho cree que aún es pronto para ver el efecto del levantamiento de determinadas restricciones.
El epidemiólogo y asesor del Gobierno regional, Usama Bilal, incorpora otro factor a este análisis: «Mientras que la oleada de invierno se inició con una subida de casos en personas de 18-29 años, ahora el estancamiento tiene mucho que ver con el tramo de 0 a 17 años, por lo que puede estar relacionado con que es el grupo de población que menos incidencia ha tenido hasta ahora». Tras realizarnos un análisis pormenorizado, concluye que «si bien buen parte de Asturias sigue en descenso, se observa una subida en la cuenca del Nalón -Langreo, Laviana, etc.- y un estancamiento en municipios como Oviedo, Cangas del Narcea, Mieres Lena o Aller, que llevan a la situación en la que estamos».
En este contexto, y con la Semana Santa, Daniel López Acuña es partidario de incrementar las restricciones que reduzcan la movilidad. «No solo el cierre autonómico, lo mejor sería limitar todo lo posible, especialmente en los concejos donde hay un semáforo que nos demande medidas más intensas», señala el epidemiólogo que tiene claro que «si queremos apostar a un proceso más sostenido que nos lleve a un verano más llevadero tenemos que hacer ese sacrificio ahora y en Semana Santa».
Del otro lado, como contrapeso, está la vacunación, aunque para Pedro Arcos, el 4% actual de población asturiana inmunizada es insuficiente. «Para la población susceptible de contagio, es un arma cuando está por encima del 50%, así que hoy por hoy solo sirven las medidas de control».