Rugby: qué valor tiene para Argentina liderar la federación del hemisferio sur
Que la Argentina ocupe por primera vez en su historia la presidencia de una entidad internacional de poder enel rugby es una buena noticia en medio de un tiempo sumamente complicado. Como titular de la Unión Argentina de Rugby (UAR), Marcelo Rodríguez estará al frente de la Sanzaar, el organismo que además integran las uniones de Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica, también en un momento en el cual la pandemia terminó con la joya que reunía a los cuatro países: el Súper Rugby. Hoy queda sólo el Rugby Championship, disputado el año pasado en un solo país y sin el campeón del mundo, y aún con un panorama incierto para 2021.
El contexto que hoy ofrece la Sanzaar está muy lejos del que tenía hasta marzo del año pasado. Nueva Zelanda fue el primero en abrirse y organizar su propio Súper Rugby, ayudado por la exitosa política sanitaria que llevó adelante su gobierno. Australia siguió el mismo camino. Más tarde, luego de renunciar a participar en el Rugby Championship, Sudáfrica armó el suyo. Todo esto escenario tiene vertientes: el neozelandés Brent Impey dejó la presidencia de Sanzaar luego de cinco años y ya anunció que NZ seguirá con su propio torneo en 2021 y 2022. Andy Marino, el CEO (el cargo más importante desde el funcionamiento) durante todos estos años, también renunció para estar al frente del rugby de Australia; fue reemplazado por Brendan Morris, que era el Director de Operaciones de la entidad. Y Sudáfrica emigrará con sus franquicias a Europa. la Argentina, en este sentido, se quedó sola.
A la Sanzaar entonces únicamente le queda gestionar el Rugby Championship, que si bien está lejos en el calendario (agosto) es imposible saber hoy cómo se jugará. Por ejemplo, Nueva Zelanda, ante la aparición del primer caso de Covid-19 desde noviembre, analiza cerrar sus fronteras durante todo 2021. ¿Qué pasará con los partidos programados de los All Blacks en ese caso? Sin dudas, no es el mejor momento para la Sanzaar. Tampoco desde lo político, después de apoyar en bloque la candidatura del argentino Agustín Pichot para la presidencia de la World Rugby, que continuó en manos del inglés Bill Beaumont. Está claro que el Sur otra vez perdió poder con Europa.
Pero más allá de la trascendencia de Sanzaar, Rodríguez tiene como presidente de la UAR un escenario fangoso por donde se lo mire. Será muy difícil que haya competencia doméstica al menos en el primer semestre, mientras que la economía sufre golpes continuos, sobre todo por el alejamiento de cuatro patrocinadores históricos y de calibre (podrían ser más), producto de la falta de torneos y la mala imagen que tiene el rugby tras el asesinato del joven Fernando Báez Sosa en Villa Gesell hace un año, y los viejos tweets racistas de integrantes de los Pumas. En el plano internacional, el comienzo de la Super Ligar Americana (SLAR) aparece complicado ante la situación sanitaria en la Región, mientras que está seriamente en peligro la ventana de julio, en la cual los Pumas deben recibir a Gales y Georgia. En el Reino Unido, pese a estar en el podio de más gente vacunada, la situación sigue siendo crítica, al punto que se suspendieron las clases hasta el 8 de marzo.
En los últimos días, la UAR ha prescindido de gente que viene trabajando en el alto rendimiento, por lo cual es otro frente interno que se suma al conflicto judicial en el que terminó la breve experiencia con Ceibos. También, como señaló el vicepresidente Ariel Mammana, la relación entre la dirigencia y los jugadores de los Pumas es “dolorosa”.